"El mundo se divide en dos, Tuco: los que encañonan y los que cavan. El revólver lo tengo yo, así que ya puedes coger la pala". ( Clint Eastwood en El bueno, el feo y el malo)

20 de abril de 2009

'Control', álbum fotográfico y musical de Ian Curtis

Hasta hace no mucho si me hubiesen preguntado qué es Joy Division podría haber respondido que un equipo de fútbol (así de cruel es la ignorancia). Ahora ya sé que se trata de un muy buen grupo al que me he aficionado, sobre todo tras ver 24 hours party people de Winterbottom. Ian Curtis, líder de la banda, es un mito de esos que elevan la música a los estadios del éxtasis. Un joven de los de morir joven y dejar un bonito cadáver. Aunque es más complicado que esa máxima que ha acompañado a algunos cantantes y artistas varios justifique un suicidio o, por lo menos, en este caso.

A Ian Curtis lo retrata Anton Corbijn en Control y nunca mejor dicho. El fotógrafo convertido en director de cine le hace una instantánea de su tortuosa vida. En dos horas Corbijn muestra la complicada cabeza de este cantante británico. Además lo hace en blanco y negro que otorga a la cinta una estética muy cuidada.

Una de similitudes: Los Joy Division y Control.

Para empezar por el principio y con lo obvio, Sam Riley es el hijoputa más parecido a Curtis que podían haber elegido. Además, el tío lo hace tremendamente bien. Imita los movimientos apocalípticos del cantante a la perfección y da la sensación de angustia que reflejaba realmente el artista. Y es que la similitud en las recreaciones asusta. La primera actuación en Granada TV del grupo es calcada en el filme.

La película se basa en el libro que publicó Deborah Curtis (Debbi) en 1995 Touching from a distance. Ella misma aparece en los créditos de la cinta y su personaje, interpretado por Samantha Morton, está muy presente en la biografía del vocalista de Joy Division. Un asunto, el de la implicación de Debbi, que podría encorsetar en algún momento el guión. Corbijn deja a un lado al grupo y se centra en la figura Ian, su epilepsia, su vida como trabajador en una oficina de empleo, su tortuoso matrimonio y su amante Annik Honore, a la que da vida la guapa Alexandra Maria Lara.

El director decide también no pararse a mirar en las juergas de la banda y el ambiente en el que sí se adentra, por ejemplo, 24 hours party people. Un falso documental protagonizado por Tony Wilson (entrevista para los angloparlantes), uno de los hacedores del musical Manchester post punk de finales de los 70 y los 80. Por lo tanto, Contol es una visión pausada, que da pie a la reflexión, del humano que se movía como si le cayesen rayos de tormenta durante sus actuaciones. Echo un poco en falta ver más el aire de aquel tiempo de locura musical excelente.

Lo mejor de Control son las actuaciones musicales, las interpretaciones de los actores y la fotografía. Lo peor, que ha tardado unos dos años en llegar a España y lo ha hecho de aquella manera. En al ciudad de Alicante sólo el cine Aana tiene la cinta en cartelera. También, más o menos al pasar la primera hora puede cansar un poco, pero la sublime media hora final relega al olvido los momentos de transición. Lo que sigue siendo lamentable es la distribución de películas. Dirán que no tienen tirón, claro, vivimos bombardeados de basura mediocre. Nos hemos acostumbrado.

She's lost control y con Sam Riley. Y la de regalo.

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18 de abril de 2009

Buena música y metáfisica con 'C.R.AZ.Y.'

C.R.A.Z.YDentro de la colección de Público de películas de viernes, un día llegó C.R.A.Z.Y. Pues bueno, no tengo ni idea de qué va. Ni si quiera sé cuál es. No sé si alguien dijo algún día en no sé dónde que era divertida. En resumen, una tarde aburrida en mi casa decidí poner el DVD en el portátil y voilà. Esa misma tarde se convirtió en un buen rato aprovechado.

Familia canadiense de los cincuenta cuenta con hijo especial que odia la navidad y mantiene una relación de amor odio con su padre que se mantiene constante durante toda la cinta (respira). A lo mejor con todo lo dicho no digo nada, pero puede valer. Lo que realmente vale y destaca por encima de todo es la banda sonora. Impresionante. Hay más de un tema interesante, además he conocido a Charles Aznavour, cuyas canciones representan al padre de la historia.

Los Rolling Stone, David Bowie, Patsy Cline y The Cure, y unos cuantos figuras más, hacen las delicias musicales de más de uno. Pero este filme tiene más aspectos que la convierten en una película agradable y sufrida en lo emocional.


C.R.A.Z.Y. se adentra totalmente en las relaciones familiares tanto entre padre y madre con los hijos, como entre los propios hermanos. Pero la pieza clave de todo esto es Zach, el protagonista. Ambiguo en lo sexual, algo que le origina problemas graves con su padre, y especial gracias a su mechón blanco de nacimiento en el pelo. Una característica física a la que su madre le otorga dones que van más allá de lo convencional.

Yo creo que en alguna ocasión durante el transcurso de la narración me vi identificado. Llevarse bien con el núcleo principal de la familia a veces es muy complicado, seas especial o no.

Entre drogas y una complicada búsqueda personal, Zach se enfrenta a su padre, sus hermanos (con el cabroncete de Raymond sobre todo), su chica, sus compañeros de instituto... Vamos, un joven conflictivo. Destacables son también los cambios de look que lucen los personajes a lo largo de su vida.

El desenlace de todos los líos personales de Zachary es un tanto surrealista, aunque no desluce la arriesgada y creíble puesta en escena y la buena dirección de Jean-Marc Vallée, quien se llevo unos cuantos premios por esta locura suya.

A mitad de película algún altibajo que otro puede descentrar al espectador, de la misma forma que alguna ida de cabeza que mete el director. Pero creo que en mi estantería puedo guardar un filme muy digno, divertido y emotivo con una estética que se agradece.

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Cómo aprovechar la vida según David Fincher y Benjamin Button

Imagen de 'El curioso caso de Benjamin Button'

La película El curioso caso de Benjamin Button, a priori, podría parecer un torro. En cambio, a primera vista también genera curiosidad. Éso es porque si le echas un ojo a lo que dura (2 horas y 46 minutos) y te lo piensas. En el otro lado se encuentra que se trata de filme que trata de un tipo que nace viejo y conforme pasan los años abandona la piel arrugada para ir rejuveneciendo. Decir también, que como contrapartida, los premios no han sido muy benevolentes con la cinta de David Fincher.

No pude hacer caso omiso. Sólo uno de cada siete u ocho amigos preguntados respondió "es un torro". Las referencias más cercanas me avalaron la película con rotundidad: "no se hace larga para nada", "es preciosa", "muy emotiva". Y tras este párrafo en plan anuncio de champú o dentífrico y promoción de la propia cinta, comentaré qué me pareció a mí.

Yo vi un cuento. Un cuento que, además, está muy bien contado. Baste decir que se trata de la adaptación de un relato corto de Francis Scott Fitzgerald. Daisy, en el lecho de muerto, está junto a su hija Caroline en el hospital. La madre le pide que lea un diario de un tal Benjamin Button.

A raíz de esto se desencadena la historia de este curioso caso. Habrá a quien le parezca pesada, pero Fincher narra una historia maravillosa e increíble que engancha a quien se pone tras la gran pantalla hasta tal punto que convierte lo que cuenta en algo casi realista. Y es que cada plano de El curioso caso de Benjamin Button exige un nivel de detalle que deja la escena casi como si se fuesen pasando las hojas de un libro, gracias también a la precisión de las descripciones.

Se esconde en la historia de Scott Fitzgerald adaptada por Fincher un rumor que lo rodea todo: carpe diem. No importa si naces viejo y rejuveneces o, como en el proceso cronológico normal, naces joven y envejeces
.

No sé qué decir de las actuaciones. Es como si no estuviesen. Cada personaje se acopla a la historia en el momento necesario. Luego cada uno va apareciendo y despareciendo según las necesidades de la película. El peso se reparte entre Brad Pitt sobre todo, Cate Blanchett, Tilda Swinton, Julia Ormond y toda una retahíla de gentes que dan color durante toda la narración.

Es que no sé si comentar algo que no me gustase de Benjamin Button... Siempre se le pueden quitar quince minutos, por rajar de algo. La verdad es que me ha emocionado mucho y lo han hecho muchas películas recientes. Llevamos un final de 2008 y un buen año de cine.

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